Normalizando la búsqueda de acompañamiento profesional y aprendiendo a integrar el cuidado psicoemocional en nuestra cotidianidad
I. Salud mental
Durante la pandemia ha ido creciendo la sensibilización hacia determinados temas que no suelen estar situados en la primera plana de las noticias, uno de ellos es la salud mental. La crisis global y la incertidumbre ha hecho que pongamos más atención a esta área de nuestra vida. Hace unos días leía lo siguiente (os enlazo las fuentes):
“Desde que comenzó la pandemia por COVID-19 en el mes de marzo y, hasta ahora, un 7,3% de los españoles ha tenido que recurrir a ayuda profesional debido a su estado de ánimo o situación emocional; de estos, más de un 50% ha acudido a un/a psicólogo/a. Esta es una de las principales conclusiones del primer estudio sobre «efectos y consecuencias del coronavirus», (encuesta a 2861 personas, publicada en octubre 2020) publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) (…) Esta búsqueda de ayuda profesional se dio también durante los doce meses anteriores al período de pandemia: antes de marzo de 2020, un 8,6% recurrió en algún momento a alguna ayuda profesional debido a su estado de ánimo o situación emocional, siendo el psicólogo el profesional señalado por el 63,8%”
Según este estudio, las personas que no acudieron a un psicólogo recurrieron al médico de cabecera (41,4%), al psiquiatra (26,2%), a un terapeuta (5,7%), a un fisioterapeuta (7,6%), grupos de apoyo en la red (1%), resto personal médico (4,8%) o a otros (1,9%). La mayoría de las personas (79,3%) creen que la crisis de la COVID-19 ha tenido efectos en la salud emocional de todo tipo de personas y no sólo de las que la han sufrido directamente (sanitarios/as, ancianos/as, etc.)
Si estos datos son generalizables a toda la población, podemos ver que, a pesar de que la mayoría de personas creen que hay un impacto en la salud mental, son muy pocas las que piden ayuda y acuden a diferentes profesionales. A veces hay elementos que frenan o impiden que normalicemos nuestro cuidado psicológico y emocional. Partiendo de estos datos y de mi propia experiencia, quería escribir este artículo para ofrecer información y esclarecer ciertos aspectos del proceso terapéutico.
II. Mensajes que mantienen la idea de que la salud mental no es importante
“Hasta necesitó ir a un psicólogo, ha tenido que recurrir a ayuda profesional”
Esta fórmula es usada en la encuesta anterior pero también en muchos medios. El otro día la escuchaba en relación a una víctima del atentado de Bataclán, “hasta necesitó ir a un psicólogo”. Esto entre otras cosas nos da a entender que hay que estar casi tocando fondo para ir. Para desmontar esta creencia os enumero diferentes argumentos:
- Se elude la importancia de la prevención. Nuestro sistema suele estar más centrado en curar la enfermedad cuando ya ha aparecido y no tanto en la promoción de la salud. Todos somos vulnerables y llevamos con nosotros heridas o creencias limitantes que influyen en nuestra vida, al igual que nos hacemos chequeos médicos, también podríamos dedicar un tiempo al autoconocimiento para así vivir mejor.
- La idea de “tenemos que poder solos”. Somos interdependientes, no podemos sobrevivir solos. Como he comentado, somos vulnerables y necesitamos apoyarnos en otros. Es cierto que contamos con familia y amigos pero estas personas no están especializadas en salud mental y, aunque lo estuvieran, no podrían ejercer un rol de terapeuta. Igual que si tenemos un dolor de cabeza acudimos al médico que nos va a explorar, en psicología es lo mismo. Ir al psicólogo no es una señal de debilidad, es una muestra de autocuidado propio y ajeno. Revisarnos y explorarnos hace que aprendamos a gestionar nuestras dificultades y no las proyectamos al exterior. Cuidar de nuestra salud mental promueve una mejoría personal y a su vez relacional ya que indirectamente tiene un impacto en los otros.
”Es muy caro”
Es cierto que existe un déficit en la sanidad pública de psicólogos, el ratio es muy bajo y eso hace que el servicio que se ofrece sea insuficiente. Personalmente me encantaría que esto fuese de otra manera pero me he de remitir a la situación actual que existe. Entiendo que es un privilegio poder acudir a terapia, pero hay muchas personas que económicamente pueden ir y siguen opinando lo mismo. Mi profesión exige muchos elementos que al ser principalmente privada hace que el precio ronde los 60 € (seguro, colegiación, impuestos, cuota autónomos, supervisión, formación, etc.). La persona que te está atendiendo no solo dedica la hora que te ve, también prepara las sesiones y pone todo lo que está en su mano para acompañarte en tu proceso. En este punto la mirada ha de ser a largo plazo, es una inversión para tu bienestar, es un espacio donde poder cuidarte. Si no está en tu mano pagar este servicio hay varias opciones:
- Preguntar a tu médico de cabecera si puede derivarte a salud mental
- Si tienes seguro preguntar si incluye asistencia psicológica
- Plantear tu situación a un psicólogo privado para ver si tiene descuentos y/o acordar menos sesiones
- Buscar alguna asociación relacionada con tu situación que pueda estar subvencionada y ofrecer servicios más económicos
- Buscar algún GAM o Grupo de Ayuda Mutua: Personas que están pasando algún tipo de sufrimiento y se reúnen para compartir, aprender, dar y recibir apoyo mutuo de manera horizontal e igualitaria, sin la presencia de un terapeuta.
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”No creo en la psicología”
Esto no se trata de creer o no, aunque es algo que he escuchado muchas veces. Desde mi opinión cambiaría el creer por el querer. «No quiero ir al psicólogo» asume más responsabilidad que decir que no crees en una profesión reglada que requiere muchos años de estudio y de experiencia. ¿Diríamos “no creo en los fontaneros”? Puede que no conozcas cómo funciona o que lamentablemente hayas tenido alguna mala experiencia, pero eso ocurre en todos los campos y no es excusa para generalizar a toda la profesión. ¿Por tener una mala experiencia con un electricista ya vas a decir que «todos son iguales»?
”He tenido malas experiencias y no me fío”
En el campo de la salud mental, al igual que en todos, ha habido ejemplos de mala praxis. Muchas veces derivados de un abuso de poder o de la influencia de la sociedad patriarcal. Personalmente he escuchado experiencias muy desagradables y puedo entender que después de esto pueda existir cierta desmotivación. En este sentido, he de decir que hay muchos profesionales muy competentes, responsables, compasivos y que no hay que rendirse. Si has sentido falta de respeto, juicios o incomodidad no dudes en buscar a otro profesional. Además, actualmente nos encontramos en un cambio fuerte de paradigma donde hay muchos psicólogos inmersos en ser críticos y buscar formas más equilibradas, actualizadas y respetuosas.
”La salud mental por un lado y la física por otro”
Somos uno. No me cansaré de repetirlo. Lo que hagamos a nivel psicológico y emocional va a influir en nuestro cuerpo y viceversa. Ya está más que demostrado que el estrés activa mecanismos inflamatorios que influyen en el funcionamiento de nuestro organismo. Por otro lado, cuando tenemos algún tipo de malestar físico nos afecta a nuestros pensamientos y emociones. Una salud no es más importante que otra, son la misma. Una no es más ni menos que otra. Ojalá podamos ir normalizando la figura del psicólogo al igual que la del médico.
III. Profesionales
Debido al desconcierto que existe a la hora de a quién acudir cuando se trata de una cuestión de salud mental, he pensado resumir muy brevemente las diferentes opciones que las personas mayoritariamente escogen. Los profesionales de la salud tenemos una serie de certificaciones y años de formación y experiencia que nos permiten abordar estas cuestiones. Actualmente existe bastante intrusismo y desconocimiento que hace que nos encontremos con profesionales que no están capacitados o que utilizan nombres parecidos que nos pueden confundir. A continuación ofrezco un listado de las profesiones sanitarias que tienen relación con la salud mental junto con un breve resumen de sus funciones:
Médico de cabecera
Es un médico que ha completado su licenciatura en medicina y su especialidad en medicina de familia. Atiende a problemas comunes y es la puerta de entrada para la derivación hacia otras especialidades. Debido a la saturación del sistema público y como forma de afrontar problemas psicológicos atendidos en consulta es frecuente que también receten medicación. Nos puede derivar a salud mental, podemos preguntar qué opciones hay en nuestra comunidad y valorar si encaja con lo que necesitamos.
Psiquiatra
Es un médico que ha completado su licenciatura en medicina y su especialidad en psiquiatría. Atiende problemas de salud mental y se centra en los aspectos fisiológicos y químicos. Generalmente realiza un diagnóstico y prescribe medicación.
Psicólogo
Es una persona que ha estudiado una licenciatura o grado (4-5 años) estudiando el comportamiento humano (pensamientos, emociones y conductas) y variables que influyen en éste (aspectos sociales o vitales). Dentro de la psicología hay diferentes especialidades, voy a hacer referencias a las relacionadas con el área de terapia (la imagen clásica del psicólogo). Las personas que no tengan estas certificaciones y no estén colegiados no estarían capacitados según la ley para ofrecer estos servicios. El COP es el Colegio Oficial de Psicología de España que tiene diferentes divisiones según la comunidad autónoma.
- Psicólogo general sanitario: Requiere un máster de 2 años de duración o una acreditación que lo certifique. Esta capacitación es un requisito imprescindible -según la legislación española actual- para ofrecer terapia psicológica a nivel privado. Realizan investigaciones, evaluaciones e intervenciones psicológicas sobre aquellos aspectos del comportamiento y la actividad de las personas que influyen en la promoción y mejora del estado general de su salud, siempre que dichas actividades no requieran una atención especializada por parte de otros profesionales sanitarios.
- Psicólogo clínico: Requiere aprobar un examen + 4 años de residencia en un hospital público. Hacen diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales. Mayoritariamente son los que atienden en la sanidad pública, aunque también están acreditados para ofrecer terapia privada. Debido a la falta de recursos en la sanidad pública, hay pocas derivaciones al psicólogo y, cuando las hay, los servicios suelen ser insuficientes (lista de espera, solamente 1 sesión al mes…)
- Psicoterapeuta: Requiere una formación realizada en una escuela privada especializada en una orientación de la psicología. Suele tener una duración de 2 años o más. En algunos casos son profesionales sanitarios que avanzan en su formación por esta vía, pero en otros muchos casos no requiere que hayas estudiado psicología. Algunos ejemplos son la terapia gestalt, humanista o psicoanalista. Su acreditación en España es a través de la FEAP (Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas).
Fisioterapeuta
Es una disciplina de la ciencia de la salud que ofrece un tratamiento terapéutico y de rehabilitación no farmacológica para diagnosticar, prevenir y tratar síntomas de múltiples dolencias (tensión muscular, lesiones…), por medio de agentes físicos (láser, temperatura, ultrasonido…) o técnicas manuales (estiramientos, masajes…). Requiere 4 años de estudio. Como hemos comentado, la salud mental también afecta al cuerpo por lo que muchas veces también podemos acudir a un fisioterapeuta para hacer un tratamiento en conjunto con el psicólogo.
Nutricionista
Requiere el grado de nutrición humana y dietética que son 4 años. Son especialistas en alimentación, en cómo nos afecta lo que comemos a nuestro organismo. Ya sabemos que esto es un factor que también influye en cómo nos sentimos, por lo que cada vez es más frecuente que tengan un papel importante en el tratamiento de la salud integrativa.
Otros servicios no sanitarios asociados al desarrollo personal o la salud:
- Coaching. Significa entrenamiento. Desde hace un tiempo esta palabra se ha puesto de moda y se utiliza para diferentes áreas. Es por ello que hay que ser especialmente cuidadosos y preguntar cuál es la trayectoria y si es coherente con sus servicios. Muchas veces son personas con carreras alejadas del mundo sanitario que realizan alguna formación extra que les da el nombre de coach. Es una profesión que se dirige a motivarte a cambiar algún objetivo concreto en un tema determinado sin profundizar en otras áreas de tu vida ni hacer un análisis exhaustivo de tu situación individual. No puedo poner un número de años de formación porque hay muchas opciones y no hay una legislación clara al respecto. Si esta es la opción que decides sugiero preguntar.
- Otras terapias. Hay muchas otras terapias existentes pero mi objetivo no es hacer un listado de todas las opciones. Es por ello que he comentado las más conocidas.
Todas estas profesiones no son excluyentes, a veces podemos recibir una atención multidisciplinar. Una combinación posible podría ser, por ejemplo, psicólogo general sanitario, fisio y nutricionista. Es por ello que si estás con diferentes profesionales lo tengas en cuenta para que entre ellos puedan ponerse en contacto y valorar la compatibilidad o trabajar al unísono.
Como puedes ver hay muchas diferencias entre ellas y suponen diferentes implicaciones a nivel de tiempo de formación, experiencia y preparación.
Desde hace un tiempo parece que la salud se ha convertido en un negocio, lo que ha hecho que proliferen servicios en relación a ella, algunos de dudosa fiabilidad y de poco tiempo de formación. No estoy en contra de que existan diferentes terapias, no creo que exista una única verdad y pienso que, dada la diversidad de seres humanos que hay, también debe de haber distintas opciones para cada uno.
Pienso que la información y preguntar nos puede ayudar a discernir si estamos ante un profesional capacitado y que nos encaja para lo que necesitamos en este momento o no.
Este artículo está escrito desde la perspectiva de que cada persona es única y tiene diferentes necesidades y fases en la vida, por lo que se sugiere seleccionar y elegir qué partes son relevantes y útiles para tu objetivo o interés. A continuación ofrezco una serie de preguntas que nos pueden ayudar a obtener más confianza cuando demos el paso de cuidar nuestra salud de una forma integrativa, integrando lo psicoemocional.
IV. ¿Cómo elegir a tu psicólogo?
Cada psicólogo utiliza un enfoque diferente y según su forma de ser tendrá un estilo propio. Una vez obtenidos los certificados necesarios, cada profesional va formándose y estableciendo su propio camino de especialización. Elegir a un psicólogo o terapeuta muchas veces no es fácil, es por ello que aquí ofrezco una serie de sugerencias para obtener información que te pueda aclarar tu decisión.
Web
Ver su web, el contenido que comparte en redes o escribirle para preguntarle.
Preguntas
Posibles preguntas. Lo importante es que obtengas la información que tu necesites para sentirte seguro y para que encaje en lo que estás buscando, para ello puedes anotarlo antes de contactar con la psicóloga:
- ¿Qué has estudiado?
- ¿Cuál es tu especialización?
- ¿Estás colegiado?
- ¿Cuál es su método de trabajo?
- ¿Cómo son las sesiones? ¿Qué objetivos tienes?
- ¿Cómo es la comunicación entre sesiones?
- ¿Qué orientación usas, qué significa esto para ti?
- ¿Recibes terapia o supervisión?
Enfoques
Existen diferentes corrientes o enfoques en el mundo de la psicología. Aquí ofrezco un breve resumen de las más conocidos:
- Terapias cognitivo conductuales. Parten de la base de que hay una relación entre pensamientos, emociones y conductas, que éstas se aprenden y se interrelacionan entre sí. El foco se pone en identificar los elementos antes mencionados, desaprender y modificar aquellos que nos resulten limitantes a través de diferentes técnicas y herramientas.
- Terapias de tercera generación. Entre otras se encuentran el mindfulness y la terapia basada en la compasión. Enfoques que nacen de la sabiduría oriental y la psicología budista que desde hace años se han implementado y adaptado para la sociedad occidental. Se centran en la atención plena, el presente y el aprendizaje de la amabilidad hacia uno mismo y los demás.
- Terapias psicoanalíticas o dinámicas. Este tipo de terapia se basa en trabajar con la parte más inconsciente que tiene influencia en nuestras motivaciones, pensamientos y estados de ánimo. A través de la relación terapéutica se exploran los conflictos que pueden estar causando los síntomas.
- Terapias humanistas. Las más conocidas son la Gestalt y la terapia centrada en la persona de Carl Rogers. El terapeuta va guiando para que la persona vaya encontrando su propia sabiduría, a través de la toma de conciencia en el momento presente.
- Terapias corporales. Enfatizan el impacto de nuestras experiencias en el cuerpo y hacen un trabajo con el organismo para desbloquear estos patrones.
- Terapias basadas en arte. Utilizan diferentes recursos (pintura, música, baile, teatro…) para trabajar los conflictos a través de la creatividad.
- Terapias feministas y psiquiatría crítica. Es un enfoque que tiene en cuenta el impacto social del patriarcado, de la cultura dominante y de la sociedad en los conflictos individuales. Son colectivos que revisan el paradigma basado solo en la biología y en los diagnósticos y enfatizan el impacto social en la salud desde una perspectiva biopsicosocial. Se pretende crear una relación igualitaria y colaborativa para que la persona vaya encontrando sus soluciones y caminos.
- Terapias sistémicas o familiares. Ponen el foco en las interacciones, las relaciones, la comunicación y los roles dentro de los sistemas familiares, sociales o laborales de la persona.
- Terapias integrativas. Algunos psicólogos no se identifican en una sola rama y optan por fusionar diferentes enfoques y utilizarlos según las necesidades del consultante.
En la primera sesión lo normal es que estemos nerviosos, vamos a hablar con una persona que no conocemos de cosas íntimas. Los psicólogos entendemos esto y en todo momento intentamos que sea lo más fácil y cómodo posible, no dudéis en pedir lo que os haga falta (cambio de temperatura/iluminación, agua, ir más lento…) esta información nos es muy útil para poder crear la mayor comodidad para el proceso.
Un último punto que quiero añadir es la importancia del vínculo. Es fundamental que te sientas cómodo, comprendido, validado y con confianza con el profesional. El espacio ha de brindar seguridad y calma (salvando el malestar que puede llevar asociado hablar y hacer frente a determinados elementos difíciles de nuestra vida). Podemos darnos cuenta en una primera sesión, aunque por lo general necesitamos más tiempo. Es importante que eso no sea un impedimento para, si cambias de opinión, buscar otra opción.
En Umai Terapia abordamos este punto ofreciendo un primer contacto gratuito, que aunque no puede predecir el resto, sí que nos puede dar una pequeña pincelada o sensación de si conectas con la psicóloga. De esta manera, también se pueden compartir las inquietudes que se tengan, además de valorar si el servicio encaja con lo que estás buscando.
Si alguien quiere añadir alguna cosa o tiene alguna duda, estaré encantada de leeros y hablar con vosotros. Os mando un abrazo 🙂
Recursos:
- Guía de recursos y recomendaciones para las consecuencias psicoemocionales de la pandemia (menteenequilibrio.es)
- “Efectos y consecuencias del coronavirus (I)” (Centro de Investigaciones Sociológicas, Octubre 2020)