Productividad y descanso

Productividad y descanso


El arte del descanso es una parte del arte de trabajar

John Steinbeck

Entramos en el nuevo curso en un año cargado de novedades y cambios. Septiembre es un mes de inicio en el que se mezcla la ilusión por los comienzos, con la vuelta (a veces indeseada) al trabajo, la motivación por volver a la rutina y el orden o todo lo contrario. Hay tantas maneras de afrontar una misma situación como personas.

Las realidades son multidimensionales, si atribuimos algo a una sola causa estaremos viendo solo una parte del entramado. En el plano social nos encontramos con una situación de crisis mundial, esto nos está afectando a muchos niveles, la forma de hacer las cosas es diferente, hay restricciones y pérdidas. En este sentido, cada uno tiene su propia tesitura laboral y económica. Después, tenemos el contexto familiar, los apoyos sociales, nuestro sentido de comunidad. Asimismo, no podemos olvidar la parte psicoemocional, cómo nos sentimos, qué tipo de pensamientos estamos teniendo, cuál es nuestra realidad interna. Finalmente el cuerpo, que recoge todo lo anterior, nuestra salud, nuestro funcionamiento orgánico.

La vuelta en crisis 

Más allá del caso individual de cada uno hay dos realidades que son comunes y de las cuales quiero hacer hincapié en este artículo. Una es la tensión acumulada debido a la pandemia y a todo lo que supone y otra es el modelo económico y las creencias asociadas que tenemos en el mundo occidental. 

Ahora que muchos nos estamos incorporando al ámbito laboral podemos observar una dinámica compartida sobre nuevos proyectos, ideas, objetivos… todo esto puede venir de que después de un tiempo de pausa aparece la creatividad y la motivación. En nuestra sociedad las vacaciones se perciben como una recompensa al trabajo y como algo puntual en el año. Se nos pide continuamente que seamos productivos, tanto que acabamos siéndolo en todas las facetas de nuestra vida sin darnos cuenta. Muchas veces ese exceso de productividad acaba en burnout o desgaste ya que inconscientemente podemos sobrepasar nuestro límite y acabamos quemados.

El ritmo

Por todo esto en este texto quería darle una vuelta a lo que estamos acostumbrados. En vez de escribir sobre rutinas y objetivos, vengo a hablar de la importancia del descanso. Y me refiero a una concepción amplia de esta palabra, no sólo a dormir, los fines de semana y los festivos. Ir más allá e incorporar las pausas en nuestro día a día. A muchos nos puede parecer imposible con todo lo que “tenemos que hacer” en el día, pero sí que lo es, aunque sea en espacios cortos. Como todo, conlleva una práctica para convertirlo en hábito pero una vez integrado nos daremos cuenta de lo bien que nos puede sentar no ir todo el día corriendo de una cosa a otra.

Este flujo rápido e intenso de cosas que hacer y que consumir nos hace que tengamos una falta de atención. Los trabajos, los medios, las redes sociales… están hechas para que atendamos a multitud de tareas en poco tiempo y de forma superficial. A lo largo del día podemos acabar sobreestimulados, con inquietud e incluso ansiedad, o aburridos si no tenemos un objetivo que cumplir. Frecuentemente el resultado de todo esto es caer en algún tipo de adicción o distracción que nos evite sentir lo que hay debajo de todo este ritmo frenético.

La pausa

Este verano paseando me encontré con esta escultura en la ciudad de Santiago de Compostela. Me pareció muy representativa de algunos momentos en los que podemos sentirnos cargando mucho peso y cuesta arriba. Inspirándome en esta imagen quizás podríamos sentarnos en cada escalón a mirar nuestro alrededor, respirar y darnos un espacio para ver si estamos con demasiado peso, podemos soltar o recargar energía.

Si aprendemos a escucharnos podremos saber antes de llegar al límite cuando nos es necesario parar. Además, si tenemos en cuenta el primer punto que comentaba del período estresante que nos está tocando, no hay duda de que la quietud será un buen bálsamo. Incluir “vacaciones diarias” influirá en todo nuestro ser conectándonos con ritmos más orgánicos y saludables. 

Si has llegado hasta aquí te agradezco tu tiempo de lectura y espero que esta reflexión te sirva para sentirte mejor. Estaré encantada de saber qué piensas y qué te ha parecido. También aprovecho para recordar que cualquier persona que le guste este espacio y quiera colaborar con alguna idea, artículo, entrevista o proyecto puede contactar conmigo a través del mail.

Que la pausa y el descanso nos acompañen en este nuevo curso.

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